domingo, 21 de julio de 2019

Cómo atravesar Venecia corriendo


Hace tan solo unos pocos días, una de esas curiosas vueltas de la vida y del trabajo nos llevaron a mis zapatillas y a mí hasta la ciudad de Venecia.
Y aunque en principio una minúscula isla del Adriático, arañada por sinuosos canales navegables y edificada hasta unos límites de densidad que podrían considerarse poco razonables no parece un lugar demasiado apropiado para el running, yo estaba convencido de que debía ser posible.


Y estaba convencido porque recordaba las imágenes del Huawei Venice Marathon del pasado octubre (año 2018), donde los corredores tuvieron que atravesar las calles inundadas del centro de la ciudad con el agua hasta las rodillas, en un ejercicio más propio de un triathlón que de cualquier otra especialidad deportiva.
Ya debe ser especialmente difícil para las piernas recorrer los últimos kilómetros de un maratón por las abigarradas calles de Venecia teniendo que subir (y bajar) hasta 14 puentes que cruzan sobre los canales para, además, hacer el recorrido chapoteando como un pato y con el peso de las zapatillas y la ropa mojadas…

Pero, por otro lado, ¿dónde hay que firmar? Me parece que hubiera sacrificado con gusto mis Pegasus por poder contar que estuve allí aquel día. Y aún más ahora, que sé de primera mano cómo es correr por allí.

Che-niata Venecia running



Como ya habrán leído en alguna ocasión aquellos que se dejan caer de vez en cuando por el humilde revoltijo de letras y kilómetros que es este blog, no creo que exista mejor modo de descubrir una ciudad que a bordo de unas zapatillas de running. Y Venecia ha sido una sorpresa desde la primera zancada.

De entrada, aunque no hayas estado antes en la ciudad y solo la conozcas a través de la televisión o de la iconografía popular, es fácil imaginar que las principales calles van a estar repletas de gente y que no van a ser precisamente avenidas. Lo siento, pero toca madrugar.

Además, surge la cuestión de saber la proporción aproximada asfalto/agua que te puedes encontrar. Porque limitarse a dar vueltas a la plaza de San Marcos puede tener mucho encanto, pero después de cuatro o cinco kilómetros debe resultar seguramente aburrido hasta para el más entusiasta.
Afortunadamente, un rápido vistazo al heatmap de Strava confirma que existen rutas transitables por el interior de la ciudad.

Así que, una vez calzadas las zapatillas y con la camiseta naranja del mundial de Media Maratón de Valencia (toca hacer publicidad como buen valenciano, ya de paso), otro compañero runner de expedición y yo nos lanzamos de buena mañana a descubrir un camino transitable entre las tortuosas calles y los canales (un saludo, Adrián).

Primera sorpresa: En Venecia siempre hay gente. A cualquier hora.
Así que todo el que se presente en esta ciudad con ánimo de salir un rato a correr que vaya pensando una ruta que evite los principales focos de atención turística.

Olvídate del tiempo (1). Es un laberinto.
En cada bifurcación vas a dudar de la dirección a seguir y no siempre que llegues frente a uno de sus numerosos canales vas a tener la suerte de encontrar un puente ante ti. No te lo iban a poner tan fácil. Vas a tener que buscar cómo cruzar.

Olvídate del tiempo (2). Vas a parar a hacer fotos. Es inevitable.

Che-niata ruta recorrido Venecia correr running


La ruta que podéis ver en la imagen parte desde la estación de tren y se dirige en dirección sur, buscando el mar, con la idea de bordear la isla hasta el punto en el que el Gran Canal desemboca en la laguna. En esa zona se encuentra la famosa iglesia de Santa Maria della Salute.

Llegar desde la estación hasta la vía que bordea la isla resulta un poco confuso por lo que os comentaba de los puentes y demás, pero después se convierte en un recorrido sencillo de seguir, aunque que en algunos puntos se estrecha un poco (cuidado con no caer al agua) y hay pasarelas para cruzar sobre los canales si prefieres no emplear las escaleras.

El recorrido acaba de manera abrupta cuando la isla “se acaba” frente a la laguna, justo al otro lado de la plaza San Marcos, con unas vistas espectaculares.

En resumen y para finalizar, mi consejo de siempre: Nunca te dejes las zapatillas en casa, que siempre hay tiempo para unos kilómetros.

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