Dentro
del tema general de los libros de running
o libros sobre
correr hay algunas obras que merecen una especial
atención. Hoy le toca el turno a “Correr
con los Keniatas” de Finn
Adharanand.
Por
cierto que, hasta ahora, los libros acerca de los que se ha comentado
a través de estas líneas han sido los siguientes:
-
Haruki Murakami: De qué hablo cuando hablo de correr (aquí)
-
Chema Martínez: No pienses, corre y No pienses, corre más (aquí)
-
Javier Serrano: Manual del buen corredor (aquí)
Lo
comento porque se acerca la Pascua y más de uno y
de una aún no sabe qué
se va
a llevar al pueblo para
leer durante estas breves vacaciones. Y estos son buenos.
Yo
no me arriesgaría a acabar
leyendo algún “ladrillo” de esos de vampiros, que alguien haya dejado
abandonado a propósito en alguna estantería.
Advertid@s quedais...
Correr
con los Keniatas es un libro bien escrito.
Y
no es de extrañar porque el autor, el británico Finn Adharanand,
conoce bien tanto el mundo del atletismo en el que participó hasta
la universidad, como el literario ya que es colaborador de la
prestigiosa Runner´s World.
Sin
embargo Finn ya no corre. El libro comienza contándonos como el
autor se va alejando progresivamente del mundo de la competición
deportiva, hasta una mañana en la que, para su propia sorpresa, se
convierte en ganador de una competición popular. Desde
ese momento hasta el de decidirse a hacer las maletas e irse con su
mujer y dos hijas pequeñas, a pasar una larga temporada a Kenia para
entrenarse y participar en el maratón
de Lewa,
pasan solo como tres páginas.
También
es cierto que sus cuñados viven en Kenia, lo que claramente facilita
las negociaciones. 😃
Así
pues la historia nos lleva hasta la cuna de algunos de los hombres y
mujeres más rapidos del planeta y nos cuenta cómo este europeo de
clase media se planta en un país en el que muy pocos le
considerarían (en base a sus marcas) un verdadero corredor, y
cómo consigue
formar un grupo de entrenamiento
para cumplir su sueño.
El
libro resulta también muy interesante desde el punto de vista de la
diferencia de culturas, lo que se pone de manifiesto tanto a la hora
de buscar casa, como en la forma de vida de la gente corriente y, por
supuesto, en los hábitos de entrenamiento y alimentación de los
atletas. El autor da muchos detalles acerca de la vida cotidiana de
su familia y de los habitantes de la población en la que residen,
con lo que consigue enriquecer muchísimo la obra y trascender del
mero libro de tipo deportivo.
Incluso
el propio concepto de “corredor” se entiende de forma muy
diferente, como puede verse en la siguiente conversación, que el
autor mantiene en Reino Unido con unos atletas llegados de Kenia, un
tiempo antes de emprender su viaje:
<<¿Hay
corredores como ese en Kenia? -pregunto, señalando al hombre- Gente
que corre solo para estar en forma. [...]
-En
Kenia- dice Vivian- solo hay atletas.
No es
una fanfarronada, sino la mera constatación de un hecho. Parece que
en Kenia, si eres un atleta te dedicas a correr. Si no lo eres, no
corres.>>
Desde
luego la idea de “corredor popular” no existe allí (tal y como
aclara el libro) fuera de algunas áreas de las grandes ciudades.
En
definitiva un libro para no perdérselo y, para mi gusto al menos,
imprescindible dentro de las obras de temática runner. Y,
por otro lado, si alguien ya lo ha leído y quiere aportar su opinión
y comentarios, siempre es bienvenid@.
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